Según un estudio de LyD, al término del Gobierno el déficit estructural superará los US$11 mil millones, cifra que casi duplica lo proyectado por el ministro Rodrigo Valdés.
La responsabilidad en las finanzas públicas es el término que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha utilizado insistentemente para bajar las expectativas de gasto ante el complejo escenario económico del país.
El pasado martes 13 al defender el presupuesto fiscal de 2016 ante la sala de laCámara de Diputados afirmó que “no hay espacio para mayores gastos. La realidad ha cambiado sustancialmente en los últimos pocos años, y el realismo nos obliga a ser muy responsables con lo que se puede y no se puede hacer”.
Por ello, Valdés se comprometió a “empezar a disminuir el déficit fiscal, que es elevado respecto de lo que tenemos en nuestra historia”, por lo que estimó reducir el déficit en 0,25% cada año para llegar a -0,8% del PIB en 2018.
El ministro admitió, de hecho, que no se cumplirá uno de los objetivos principales de la reforma tributaria, que era lograr el balance estructural al término de este gobierno, como tantas veces repitió el ex ministro Alberto Arenas, e incluso la Presidenta Michelle Bachelet en la cadena nacional del 1 de abril de 2014 cuando anunció dicha reforma: “En primer lugar, necesitamos aumentar la carga tributaria para financiar, con ingresos permanentes, mayores gastos permanentes”.
Las cifras que muestran el deterioro fiscal del Gobierno
Las estimaciones del ministro para calcular el déficit estructural son un crecimiento económico tendencial del 3,6% en 2016 y 2017 y un precio del cobre de US$2,98 la libra, cifras que están muy por debajo de la realidad actual, con un cobre bajo US$2,40 y un crecimiento en torno al 2%.
Sin embargo, la economista del Instituto de Libertad y Desarrollo, Cecilia Cifuentes, realizó un estudio que proyecta un déficit estructural del Gobierno “más realista” de (US$5.600 millones) en 2016 y (US$5.400 millones) en 2017 con un PIB tendencial de 3% y un cobre a US$2,60. Eso significa que entre 2016 y 2017 Chile tendrá un déficit estructural (con parámetros realistas) de más de US$11 mil millones al término de este Gobierno, cifra que casi duplica la estimación del ministro Valdés (US$5.700 millones).
Cifuentes explica que las causas del “importante deterioro fiscal” son un aumento de gasto del Gobierno de 15% real en los últimos dos años, una profunda caída del crecimiento económico (1,9% en 2014 y 2% este año), y la sostenida caída en el precio del cobre.
“El discurso oficial se ha hecho cargo del primero de estos factores, diciendo que el ritmo de crecimiento del gasto es insostenible, y también del tercero, reconociendo el cambio que se ha producido en las condiciones externas. Sin embargo, la caída en el crecimiento de la economía, factor muy importante en la explicación, se deja un poco lado. Esto es preocupante, ya que de mantenerse las actuales tasas de crecimiento del PIB no es factible incorporar en el presupuesto reformas que se traduzcan en mayores niveles de gasto”, sostiene la economista de LyD.
Economista: “El programa de reformas debe ser declarado inviable”
Las estimaciones del gobierno, agrega Cecilia Cifuentes, no incorporan compromisos del programa de gobierno que podrían transformarse en futuros proyectos de ley, en materia de educación, reforma a las ISAPRES, reforma previsional y capacitación laboral, que son los de mayor costo fiscal.
“En ese sentido, parece evidente que falta claridad en el mensaje, ya que lo que muestra la situación fiscal es que el programa de reformas debe ser declarado inviable. No sólo no hay recursos, sino que los recursos son insuficientes para financiar lo ya comprometido”, afirma la investigadora.
En la misma línea, experto y gerente general de Octogone, Manuel Bengolea, asegura que “los supuestos de Hacienda son pueriles y ridículos en cuanto a crecimiento y el precio del cobre, por lo que el déficit fiscal al final del Gobierno será mucho mayor al proyectado por el ministro Valdés”.
Tomás Flores ex subsecretario de Economía y académico de la Universidad Mayor agrega que una de las dificultades para poder estimar el déficit es saber cuál será el comportamiento político en relación al gasto público del Gobierno en sus dos últimos años.
“Si bien es cierto que hoy el presupuesto pareciera ser austero, podría haber la posibilidad de que el próximo año se sobreejecute nuevamente el presupuesto como ocurrió este año. La prueba de mercado estará en la fortaleza del ministro de Hacienda para poder apegarse al presupuesto. Si ocurre de nuevo lo de este año el próximo año vamos a tener un déficit mayor al anunciado”, sostiene Tomás Flores.
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