El problema radica en las mismas personas que consumen el producto llamado televisión. Reclaman por el poco espacio que se asigna a los programas culturales, pero ellos mismos revientan el rating en finales de realities como 1810, o el programa Animal Nocturno, conducido por Camiroaga.
Lo que puedo agregar al tema es que la televisión abierta vive sólo gracias a los auspiciadores (oh, qué novedad). Entonces, están subordinados al gusto de la mayoría, a quienes les interesa el morbo, ver infidelidades en vivo, o ver alguna pelea entre cerebros de maní con físico privilegiado.
¿Podemos exigir mayor cantidad de programas culturales? O mejor dicho, ¿La TV abierta está obligada a presentar otras alternativas educativas para la gente? Si nadie paga por eso, es imposible cambiar la dirección de la corriente, a menos que tengas cable o televisión satelital, donde si tienes varias opciones disponibles a destajo.
Veo televisión, pero no me quita el sueño. De verdad que es más alucinante leer un buen libro, y ojalá tuviese tiempo de hacerlo más seguido, porque tengo que leer cosas relacionadas a mi carrera.
realities.
