"Y esta noche saldré a buscarte otra vez, para morir en ti"
A Karla, gracias flaca hermosa!!!
Era una noche calurosa de agosto en San Andrés; San Andrés es un pequeño pueblo de pescadores, sus playas no son tan atractivas para los turistas ocasionales que acostumbran visitar la zona, en especial San Agustín, a unos veinte kilómetros de San Andrés. Por esto no es frecuente encontrar personas ajenas y los nativos de San Andrés tienden a mirar con desconfianza y recelo a los extraños. Esa noche un hombre rapado y de baja estatura entro a una miscelánea del pueblo, su piel, mas que quemada parecía cocida por el sol y contrastaba con la camisa que conservaba blanca; a lo largo del pantalón de mezclilla podían verse pequeños agujeros, aun era fuerte, pero las arrugas a través de todo el rostro y los brazos lo hacían parecer mas viejo y débil de lo que era. Todo el conjunto producía desconfianza a la vista y en especial para los niños, quienes al verlo caminar lenta y pesadamente por la calle se escondieron, asomando únicamente sus caritas, preocupados por la pelota que había quedado en medio del camino. Al entrar a la tienda, el hombre se acerco a la dependienta, una señora gorda sentada frente a un pequeño televisor quien al notar su presencia levanto la cara con el objetivo de ver al hombre a través de unos viejos anteojos que carecían ya de una patilla del armazón. En ese momento entro un matrimonio de extranjeros saludando con un cortes "buenas noches", la mujer se adelanto y con un marcado acento gallego pidió unas cervezas y cigarrillos, el visitante al verse desplazado levanto la voz preguntando por una posada y la mujer gorda contesto secamente: "en San Agustín, acá no hay", ante la negativa éste se volteo para seguir su camino, cuando escucho el mismo acento gallego en su versión masculina preguntarle: "por que no se queda con nosotros?, es lejos y es noche para San Agustín".
Las tres figuras caminaron lentamente por la calle que los niños habían abandonado; el hombre relataba a los extranjeros una historia graciosa y la pareja soltaba carcajadas al viento; su destino era una casa veraniega cerca del muelle.
Esa velada la pareja de extranjeros descubrieron a un hombre interesante que disfrutaba con relatar las experiencias de los años, la conversación giro en torno a la zona de Comacac, una región costera que hasta hace veinte años vivía de la rica pesca del camarón, pero que ahora solo daba para vender a tiendas minoristas de las ciudades cercanas. Esto motivo a sus habitantes a emigrar o a acondicionar sus cabañas para hospedar y alimentar a los extranjeros que descubrieron sus maravillosas playas de arena fina. En menos de 5 años San Agustín se había convertido de un pueblo camaronero a un emprendedor pueblo turístico, mientras que San Andrés seguía sobreviviendo de la pesca. Casi al finalizar la noche, ya entrada la madrugada, el visitante exclamó "el futuro es incierto, mas incierto de lo que uno cree", mientras miraba la botella de cerveza, tratando de recordar, sonrió torciendo la boca y continuo: "bordeando la costa, mas allá de San Agustín, rumbo a Xatla esta la playa mas hermosa de todas las que he visitado, es virgen, no hay pueblos en unos 20 kilómetros a la redonda, no creo que tenga nombre, yo le puse Playa Bonita, así la bautice. El problema de llegar hasta ella es que no existe camino, para hacerlo tuve que atravesar un cañaveral de unos 5 kilómetros hasta un monte que es lo único que conocen las pocas personas que saben algo de esta región, la llaman Monte Cazadores ya que antiguamente los hombres y algunas mujeres llegaban hasta ahí para cazar serpientes y gatos salvajes que amenazaban a los caminantes que tenían que recorrer a pie o con mulas el camino entre Xatla y San Agustín, ahora ya nadie se atreve a subir el monte porque continua la creencia de que existen animales salvajes. Una vez que lo atraviesas descubres la imagen mas hermosa que un ser humano pueda ver, la arena fina y clara hace un juego extraordinario con el azul turquesa del agua, la vegetación es abundante y el viento llega tal como si fuese su destino, he caminado junto con garzas en la playa, es como si la naturaleza no se sintiera amenazada en ese lugar y disfrutara por el simple hecho de estar; pero lo mas sublime llega justo al atardecer, juro que llore, es el viaje entre la luz y las tinieblas, es la síntesis entre vivir y morir, no creo que exista un lugar en el mundo donde se pueda apreciar tan claramente lo que nos ofrece la vida, amigos, no he visto nada ni nadie como la veo a ella, podría estar mil años contemplándola, me compenetre totalmente, no hay lugar que yo haya conocido en el que me sienta igual, lamentablemente dura solo unos minutos”.
Los dos extranjeros miraban al visitante sorprendidos y él seguía mirando fijamente la botella de cerveza con lagrimas en los ojos, pero ya no escucharon mas del hombre hasta la mañana siguiente cuando le ofrecieron un desayuno en el mercado y lo encaminaron a la carretera, el hombre les agradeció sus atenciones y se dirigió hacia el sur, rumbo a San Agustín.
Meses mas tarde los extranjeros trataron de localizar la maravillosa playa que había descrito tan efusivamente el hombre calvo, pero no lograron encontrarla, algunos habitantes de Xatla dicen que no existe, otros dicen que desapareció con el huracán.
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