MetalHammer
Bosta
- Registrado
- 2006/07/01
- Mensajes
- 1.699
- Sexo
Estimados colegas, coterráneos (y no tanto), correligionarios y lectores interesados.
En base a ciertos temas que he venido leyendo desde hace muchos años en este sitio que me sube el ánimo muchas veces, quisiera publicar mi punto de vista sobre el tema de besar por primera vez, que en más de una oportunidad ha tenido afligidos a nuestros novatos compañeros.
Bueno, para ser preciso primero debo mencionar que no existe técnica milagrosa para saber si ese primer encuentro intimo conocido como beso con la dama que nubla su vista y llena sus sueños en ese momento, resultará un completo éxito o si terminará en un considerable ahorro de dinero respecto de la muela que se quería sacar con su dentista.
Simplemente no la hay.
Por mi parte, siempre he tratado de mantener el respeto ante aquella noble damicela que aumente la temperatura de mis sentimientos, por lo que jamás he tomado armas y tratar de mascar sus bellos labios sin previa autorización de su dueña.
Nunca está de más el preguntar amablemente si sería tan amable de permitirme el placer de besar esa preciosa boca, no creen?
Para mi por lo menos ha funcionado bastante bien, ya que no acostumbro ser un tipo de parrandas, si no que más bien conversador y casero. Los dioses no me dotaron con grandes cualidades en la danza, pero si en mi capacidad por hacer reír o por poder cambiar aunque un poco sea el color amargo del día de alguna fémina angustiada.
De lo anterior podrán concluir que el reggaetón no es uno de mis fuertes, actualmente conocido como estimulante para cualquier enganche.
Pongo un ejemplo sobre la mesa:
Rememoro en mis antiguos recuerdos, cuando en un carrete se presenta aquella señorita admirada y deseada por mi, quien seguramente sospechaba de mis intenciones para con ella, pero que como todo guerrero, ella debe esperar a que su noble caballero la aborde y sea lo suficientemente valiente de arriesgarse a obtener ese preciado beso.
Para hacer corta la historia, luego de varios minutos de conversación, hice las maniobras necesarias para que mis secuaces abandonaran sus actuales posiciones de combate brindándome la intimidad necesaria para poder expresar mis sentimientos a tan dichosa mujer, entonces dije:
"Disculpa [NN], pero necesito decirte algo que he estado pensando y no era capaz de encontrar las palabras necesarias hasta hace pocos minutos".
-Si, dime. Agregó ella.
"Lo que pasa es que no puedo dejar de mirar tus ojos desde hace mucho tiempo, y no quiere decir que sea un idiota mentiroso, porque cada pieza de tu cuerpo es más perfecta que la otra, pero lamentablemente tus ojos en este momento están captando toda mi atención y se me acaban las palabras para poder describirlos".
Ella me miró con cara de no saber lo que estaba pasando, pero a pesar de mi sensación de inminente derrota, continué con mi cometido. Ella debía saberlo.
"Tienes unos ojos maravillosos, perfectos. Tal perfección puede ser únicamente igualada por el monumental deseo que me provocan tus labios que hasta puedo sentir su dulce aroma y unas increíbles ganas de besarlos"
"Me permitirías..."
Hasta ahí nomás pude llegar porque ella me tomó del pescuezo y clavó sus colmillos sobre mi labio inferior tan fuerte que me causó bastante dolor.
Los detalles sobre lo que pasó después prefiero reservármelos, ya que si ella pertenece por alguna razón a este sitio, podría molestarse.
Para concluir y explicarme ante quienes se dieron la tortura de leer esto, no hay técnica maestra.
A lo largo del tiempo, aprendí que cuando se desea a una mujer, no hay que medirse en cuanto a expresarlo.
Díganle que les encanta, que mueren por ellas, háganles notar los detalles de ellas que los hacen perder el sueño.
Y por ningún motivo tengan miedo de pedir un beso. En pedir no hay engaño.
Y como siempre está la opción de no ser correspondidos en su deseo, no van a tener que pedir disculpas por el apresurado acto fallido de haber intentado robar uno.
Salud.
En base a ciertos temas que he venido leyendo desde hace muchos años en este sitio que me sube el ánimo muchas veces, quisiera publicar mi punto de vista sobre el tema de besar por primera vez, que en más de una oportunidad ha tenido afligidos a nuestros novatos compañeros.
Bueno, para ser preciso primero debo mencionar que no existe técnica milagrosa para saber si ese primer encuentro intimo conocido como beso con la dama que nubla su vista y llena sus sueños en ese momento, resultará un completo éxito o si terminará en un considerable ahorro de dinero respecto de la muela que se quería sacar con su dentista.
Simplemente no la hay.
Por mi parte, siempre he tratado de mantener el respeto ante aquella noble damicela que aumente la temperatura de mis sentimientos, por lo que jamás he tomado armas y tratar de mascar sus bellos labios sin previa autorización de su dueña.
Nunca está de más el preguntar amablemente si sería tan amable de permitirme el placer de besar esa preciosa boca, no creen?
Para mi por lo menos ha funcionado bastante bien, ya que no acostumbro ser un tipo de parrandas, si no que más bien conversador y casero. Los dioses no me dotaron con grandes cualidades en la danza, pero si en mi capacidad por hacer reír o por poder cambiar aunque un poco sea el color amargo del día de alguna fémina angustiada.
De lo anterior podrán concluir que el reggaetón no es uno de mis fuertes, actualmente conocido como estimulante para cualquier enganche.
Pongo un ejemplo sobre la mesa:
Rememoro en mis antiguos recuerdos, cuando en un carrete se presenta aquella señorita admirada y deseada por mi, quien seguramente sospechaba de mis intenciones para con ella, pero que como todo guerrero, ella debe esperar a que su noble caballero la aborde y sea lo suficientemente valiente de arriesgarse a obtener ese preciado beso.
Para hacer corta la historia, luego de varios minutos de conversación, hice las maniobras necesarias para que mis secuaces abandonaran sus actuales posiciones de combate brindándome la intimidad necesaria para poder expresar mis sentimientos a tan dichosa mujer, entonces dije:
"Disculpa [NN], pero necesito decirte algo que he estado pensando y no era capaz de encontrar las palabras necesarias hasta hace pocos minutos".
-Si, dime. Agregó ella.
"Lo que pasa es que no puedo dejar de mirar tus ojos desde hace mucho tiempo, y no quiere decir que sea un idiota mentiroso, porque cada pieza de tu cuerpo es más perfecta que la otra, pero lamentablemente tus ojos en este momento están captando toda mi atención y se me acaban las palabras para poder describirlos".
Ella me miró con cara de no saber lo que estaba pasando, pero a pesar de mi sensación de inminente derrota, continué con mi cometido. Ella debía saberlo.
"Tienes unos ojos maravillosos, perfectos. Tal perfección puede ser únicamente igualada por el monumental deseo que me provocan tus labios que hasta puedo sentir su dulce aroma y unas increíbles ganas de besarlos"
"Me permitirías..."
Hasta ahí nomás pude llegar porque ella me tomó del pescuezo y clavó sus colmillos sobre mi labio inferior tan fuerte que me causó bastante dolor.
Los detalles sobre lo que pasó después prefiero reservármelos, ya que si ella pertenece por alguna razón a este sitio, podría molestarse.
Para concluir y explicarme ante quienes se dieron la tortura de leer esto, no hay técnica maestra.
A lo largo del tiempo, aprendí que cuando se desea a una mujer, no hay que medirse en cuanto a expresarlo.
Díganle que les encanta, que mueren por ellas, háganles notar los detalles de ellas que los hacen perder el sueño.
Y por ningún motivo tengan miedo de pedir un beso. En pedir no hay engaño.
Y como siempre está la opción de no ser correspondidos en su deseo, no van a tener que pedir disculpas por el apresurado acto fallido de haber intentado robar uno.
Salud.