Una era tóxica (dejaba toallas higiénicas nuevas en lugares de mi depto, cajonera del baño por ejemplo para "marcar territorio") y me enchufaba todos los sabados en la noche en la casa de sus papis a conversar de literatura. Bien las dos primeras veces, pero luego ya era tontera.
Otra, era de un squirt abundante, cuando se iba a su casa yo tenia que sacar el colchón de la cama a la terraza para que se secara.
Otra, una turquita rica y todo pero con problemas con el copete, veía una botella abierta y se la zampaba de una, con el correspondiente show. Se echó mi mesa del depto intentando hacer un table dance la muy pastel. Se sacó la chucha y lloró hasta la madrugada.
Otra, rica, alta, caliente, íbamos a salir y de repente me empezó a putear de la nada. Luego palideció y sus dedos estaban azules. Era hipoglicémica. Partí a comprar unos superochos y una fanta para que se le compensaran los niveles. Cagó la salida pero la cacha de consuelo estuvo pasable.
Otra, fuerte a patas, pero así FUERTE, onda ensalada césar con queso limburger. Era realmente hedionda, y tan linda con sus anteojos de bibliotecaria que se veía...
Una venezolana que sólo quería billete y se gastaba un clítoris gigante. Tenía la manía de echarse peos cuando le bombeaba en cuatro,
Otra una alemana grandota, tetona, comilona, le di la cortada cuando fui al baño despues de ella y me dejó todo el fondo de la taza pinceleado en mierda. Minas ricas cagan hediondo, se confirma el mito.
Y así.