Él es el que revela teorías conspirativas, el que tenía un programa de películas en el desaparecido canal Rock & Pop con el Pera Cuadra, el que usa poleras envidiadas por todos los fanáticos del cine de ciencia ficción. Ese que últimamente se ha dedicado a anunciar temblores y terremotos, pese a las críticas de los científicos y de algunas personas comunes y corrientes que le dicen que sólo causa alarma en la población.
Pero este pelado tiene justificación para todo. Es de esos que hacen una elaboración profunda e intrincada de cualquier acción que cometan. Y lo reconoce, contando detalles inéditos de su historia: alrededor de los 13 años se trató de quitar la vida.
"Siento muy intensamente las cosas. Tengo una sensibilidad exacerbada. Traté de cortarme las venas. Lo intenté hacer con un compás. Me dolió tanto que el dolor me ayudó a despertar", detalla.
Juan Andrés
Salfate confiesa que era un niño muy tímido al que le daba vergüenza ir a comprar a la esquina, que cimentó su personalidad en su inteligencia y capacidad para memorizar pasajes de libros: "Era arrogante y egoísta (...) El conocimiento se celebraba. Pero ser inteligente no significa ser buena persona".
Después de una regresión que le hicieron para un programa, Salfate vio cómo sería el final de su vida: "Si yo me muero en vida, sobrevive mi esencia. Yo fui bien inteligente, pero prefiero ser buena persona. Esa regresión me cambió la vida. Lloré tres días, arrepentido de todo lo que había hecho. Me sentí un gusano. Y después me reí hasta hoy día (...) Ya sé cómo termina el libro de la vida. Es una invitación a la sencillez. Todo lo que yo no soy es lo que me mostró ese libro. (Y por eso) me gustaría ayudar a los que más pueda". Es tanta su voluntad que piensa en el futuro irse a vivir sólo a un monasterio, por al menos tres años, para poder limpiar su mente de todo ruido y ser más útil para los otros.
Este bondadoso sensei, con valentía se refiere a su bullada relación con las drogas: "No me arrepiento de haber consumido cocaína. Fue muy importante para mí tocar fondo. Le traje mucha tristeza y agobio a mi familia. Cualquier droga contrae en sí una enfermedad. Es un diablo maldito que te hace disfrutar. Lo mío fue para hacer estallar una concentración. Yo creo que todavía me odiaba un poquito. Soy tremendamente fiel porque primero pongo el daño que le pueda hacer a los otros, porque tuve un periodo para reventarme y sacarme todos los balazos. Ahora si me hacen un examen no tengo nada de nada. Etapa superada. Después de eso tengo un cuero de chancho...", concluye.
Falsate
Pera Cuadra
