Bueno, ya que el niño no puede valerse por si mismo y depende de un adulto que lo cuida y educa, este se convierte en una autoridad de forma natural. El niño no tiene el poder para contrarrestar el de un adulto y plantearse ante el como un igual, a menos que el adulto lo permita pues él domina la relación (y por tanto no hay igualdad). El niño tampoco puede decir livianamente, me voy a la chucha y no los veo nunca mas, en cuanto hay un vinculo afectivo y una necesidad de amor que le impide separarse de sus cuidadores (a menos que estos hayan sido realmente como la callampa). En ese educar/aprender, el niño esta formandonse como parte de la familia, aprendiendo de sus padres la mayoría de las cosas, como religión y política. Los niños suelen querer parecerse a sus padres, desean aprender a hacer las cosas bien, de la forma en que los padres lo enseñan y lo hacen, quieren (y necesitan) que les diga "bien hecho hijo", "eres tan inteligente", "eres tan bueno", "te amamos mucho", etc.
El niño crece, pero ha aprendido a relacionarse con tus padres de una manera determinada que no cambiara de la noche a la mañana. Paulatinamente los deseos de mayor autonomía del niño chocan con los deseos de mantener el control por parte de los padres y también con los propios deseos del niño de obedecerles. Entonces eh ahí el punto de esta discusion, el punto de equilibrio entre la autoridad que representan los padres, cada vez mas simbólica, con la autonomía efectiva que va adquiriendo el niño/joven.
Eh ahí cuando la idea de una autoridad perpetua por parte de algunos padres se convierte en un conflicto, que al final termina cuando el joven se va de la casa y no depende en ninguna forma de sus padres. Lo cual es una lastima, porque al final lo que se ha echo es llevar el asunto a un aspecto netamente económico,y a mi parecer es la relaciona afectiva de cariño y aprecio la que realmente esta en juego en la relación. En ese sentido yo creo que los padres deben perder autoridad paulatinamente y de la forma menos conflictiva posible, para que finalmente su poder se base en el respeto que le tienen sus hijos y no en el control que apenas intenta mantener. Pasar de un poder efectivo a un poder simbólico.
