Mi argumento en este punto no es más que un escepticismo justificado por la experiencia de que si en 20 años la fiscalización de ese "afán de lucro" no logró contener las carreras, no tiene por qué venir a contenerlas ahora solo con "más mano dura". Pretender, en cambio, que el delito se contiene solo con represión sin atacar las causas, en este caso, el afán de lucro... sí que es un argumento débil.
Si se renovó la flota en los 90 fue porque
el Estado pescó el experimento chicago boy de la liberalización del transporte público y lo reguló un poco, obligando a los privados a sacar de circulación miles de micros. Si fuera solo por "la competencia" y "el mercado" hasta el día de hoy tendríamos micros con 10 años de antiguedad, siendo
la principal fuente de contaminación acustica y atmosférica de la ciudad.
Esto simplemente porque, como he insistido hasta el cansancio, las empresas en el caso del transporte público siempre compitieron por captar pasajeros, nunca por mejorar los precios y nunca por mejorar la calidad del servicio (mantenimiento de las máquinas, recorridos más eficientes, sistema de pago más moderno, etc.)
Calidad del servicio no es solamente efectividad sino confort también, de otra manera el sistema que forma parte de 2 horas diarias de la vida de cada trabajador se convertirá en una fuente de 2 horas extra de estrés todos los días de su vida. Lo cual es socialmente insostenible a largo plazo.
Calidad de servicio es también, por ejemplo,
no estar condenados a viajar todos los días hacinados como animales en máquinas que se llueven; que tienen letreros y ventanas colgando y vibrando como carretón y a punto de caer sobre nuestra cabeza; que tienen pasamanos que están desoldados, quebrados y colgando; que tienen roto el piso y el panel que divide el tagadá de en medio completamente quebrado cuyas gomas que hacen de transición entre los dos vagones estan rajadas, con las latas todas dobladas.
Existen mejores caminos para mejorar las frecuencias y tiempos de espera. La competencia y el mercado ya tuvieron su oportunidad y fracasaron.
Es hora de expropiar