A todos nos ha pasado... Hace mucho tiempo y en un carrete al cual asistiría la niña que me robaba los pensamientos me dije a mí mismo: "Es el momento". Un amigo nos llevaba en auto rumbo al carrete y la susodicha abrazada de mí y hasta regalona. Todo bien. Yo solo pensaba dónde y en qué instante quedaríamos solos (algo complicado en un carrete numeroso en un deparatamento pequeño). Y de repente suena el teléfono de la susodicha... Por las palabras que decía, había un 90% de probabilidades que estuviera andando/pololeando con alguien y yo ni siquiera sabía. ¡CSM!
Me aferré al 10% que fuera algún pelotudo que la llamaba para carretear en otro lado. A ella le bajó el sueño bruscamente en el carrete (tomaba un remedio porque estaba enferma) y llamó al mismo tipo para que la fuera a buscar. "Hola, mi amor, ¿me puede venir a buscar?". ¡CSM, CSM! Cuando llegó el wea me arranqué con la chiva de ir a comprar copete. Al retornar, una loca que estaba en el carrete me dice "Llamó recién, dice que se van a un motel a dormir y pasar la noche". ¡CSM, CSM , CSM!
Aunque webié caleta en el carrete, por dentro estaba hecho mierda.
Estuve mal varios días y no quería saber nada de ella ni del mundo. ¿Para qué torturarse con los detalles de su pololeo? Por esas cosas de la vida se organizó otro carrete a las tres semanas y ella insistió en que yo fuera, que ya no estaba enferma y que ahora podría pasarlo bien toda la noche. Achacado, resignado y con 0% de probabilidades de que pasara algo, accedí a ir debido a que irían varios amigos y amigas.
Y por esos milagros que hacen creer que Dios existe, me la comí en ese carrete, jajajajaja. Pero eso es otra historia y contarla sería desviarme del tema original...