fui niño en los 80'-90', así que conocí la realidad del Chile de esa época: más tranquila, segura, pobre, y familiar.
pasábamos las navidades con mis abuelos paternos, y mi tía paterna y sus hijos (mis primos); en una casa antiquísima dentro de una conocida viña. Salíamos a buscar al viejito, y era noche cerrada, oscura, en el campo, así que era bien tétrico, pero conservo los mejores recuerdos pues, invariablemente "justo el viejito había pasado mientras estábamos buscándolo afuera" jajaja... que lindo.
nunca me faltaron regalos, ni una rica cena y celebración. Así que recuerdo con mucha alegría y nostalgia esa época. No recuerdo ningún regalo en especial, de lo que deduzco que debieron ser fruslerías, pero sí las reuniones familiares.
unas semanas después de navidad, íbamos también con mis abuelos y primos de vacaciones a Concón; así que el paquete navideño incluía la playa también.
hoy soy padre, y aunque a mi nena no le falta nada, y le regalo cosas por cualquier motivo, ella no tiene primos ni hermanos, y la bruja es reacia a las celebraciones en familia (extendida), así que temo que mi nenita no atesore recuerdos cómo yo los tuve, lamentablemente... y es que, al final, uno termina aferrándose a las personas y no a las cosas.
hace dos años volví a ir a Concón, y lo encontré terriblemente cambiado. Ya no era ni de lejos el lugar que recordaba. No obstante, soy feliz dándole a mi nena algo de lo que tuve, y es que, cómo decía Carroll Lewis: "la infancia es el lugar en que viviremos el resto de nuestras vidas".