HQ. Gatica, Valparaíso
(03/11/06)
LA TELETÓN ES caridad, limosna, caprichosa y voluntariosa. Si quiero coopero, si no quiero, no.
El concepto básico de la Teletón consiste en la creación de espacios a las empresas para que éstas hagan aportes millonarios, a cambio de la exhibición de sus nombres en las pantallas o gigantografías y su imagen pública sea objeto de un lavado de imagen.
La Teletón es rentable. Artistas y otros participan gratis, con tal que sean nombrados y vistos como personas de gran corazón, logrando así un lugar en la porquería de la farándula, que también es rentable.
Es fácil para un animador hacer caridad con mano ajena y es un buen negocio participar después en el bautizo de una calle santiaguina que lleva el nombre de aquel personaje o recibir una condecoración presidencial.
Las empresas, que donan grandes cantidades de dinero, los cuales son descontados de los impuestos, son las mismas que planifican y hacen todo lo posible para evadir impuestos. Son las mismas que explotan a su personal maximizando sus ganancias con ayuda de la propaganda en la Teletón.
La vanidad exige, a cada versión de La Teletón, superar la cantidad de dinero de la anterior. Si de esa manera se reúne una suma para solventar en parte la atención de los niños lisiados es por que el país cuenta con esos recursos. El problema es que se aplica un caprichoso sistema de limosnas para obtener esta suma, desvirtuando el legítimo derecho de esos niños lisiados y olvidando a otros que también necesitan.
Este limosneo se practica en un país que ha entregado la mayor parte de sus riquezas a consorcios internacionales, donde no se cuestiona la compra indiscriminada de armamentos, donde hay un cuerpo diplomático desproporcionado a las necesidades y recursos del país, donde la evasión y elusión tributaria es gigantesca y se encuentra institucionalizada, donde el 10 por ciento de los excedentes anuales del cobre se entregan a las patrióticas Fuerzas Armadas, las que están exentas de rendir cuentas por esos dineros.
La Teletón sólo muestra la desorganización de un país rico y permite que el Estado siga sin asumir su responsabilidad frente a los minusválidos, endosándole a los chilenos, como una obligación emocional, la deuda social.
El gobierno respalda la jornada que se desarrollará el próximo 1 y 2 de diciembre en que la apuesta es reunir más de once mil millones de pesos y sueña con más teletones que le vengan a solucionar los problemas con los sin casas, los enfermos de cáncer, los desvalidos pensionados, los cesantes, etc.
Sin duda, lo que más molesta, es ver cómo utilizan y exponen a niños con problemas para ablandar el corazón de los chilenos. Mientras más mutilados, mayores aportes. Así funciona el morbo solidario. La Teletón es limosna; y ésta es la antítesis de la justicia social.
Fuente: Elgranvalparaiso.cl
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