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Han acudido a exámenes médicos en donde tengan que mostrar la tulita?

Bueno para las mujeres es más normal ir al ginecólogo cada cierto tiempo y que te revisen como anda todo por ahí abajo. Pero lo más chocante para mi fueron mis partos (naturales y sin anestesia), estar ahí en la sala de parto con dolores, que una matrona te meta los dedos y te diga “uy si ya va a nacer, puje nomás” y que después vengan las enfermeras, doctores a revisarte y tú no tienes energía ni para abrir los ojos….. por esos dos veces nomas, no más hijos para mi, demasiado traumante la experiencia de parir
 
Uff...caleta de veces.....
- 2-3 veces por Varicocele (Enfermeras mas o menos, pero aguantando al ciclope pa no cagarla)
- Postulacion a FFAA (Todos los qliaos en fila, un medico pasando con guantes dandole la mano al caeza de bombero UNO x UNO)
- En el extranjero por infeccion Urinaria (Ahi cague....todas las enfermeras ricas, hasta la doc rica, y don weas con puras ganas de miar y al final con sonda pa soltar algo)

Y hace poco, eco a los compañeros por depositos de calcio en los conductos (por no ponerla hace rato, y molerme a pajas), me toco una mina bien piola, pero lela....don chipote la olio de una, y ni se activo, como que detecto el olor a tortilla el wn.
 
3 veces, a los 25 o 26 una herida en el glande causada por una wna con brackets, a la semana tuve que volver a ir donde el mismo csm porque me apreté el escroto con el cierre porque con las cagas de cremas andaba con la tula anestesiada, y a los 35 por vasectomía, en mi caso no fueron experiencias en dónde hubiese podido despertar al titán ni aunque hubiese querido.
Y antes de que pregunten, si wn, mi toola tiene cara de flaite porteño con la cicatriz en la cara, lo bueno (o no tan bueno) es que por la cicatriz bajó mucho el nivel de sensibilidad, así que me demoro más que la chucha en soltar el champañazo, lo malo (o no tan malo), es que han habido ocasiones en las que he quedado exhausto tirando sin poder acabar, pero con la mina de turno más feliz que la csm. Obviamente no le recomendaría a nadie hacerse una herida en el pilín porque es una wea que duele al punto de no poder estar de pie y sangra más que la chucha
 
A los 18 cuando me hice la circuncisión .. pololeaba con una minita filete.. que me fue a ver a la clínica y la muy canalla se sienta en la cama y empieza a acariciarme la pichula que tenía envuelta en gasa y con puntos de la cirugía.. se me empezó a para la weaíta y sentí cuando se me cortó un punto. La tuve que despachar para que no se me cayera la cabeza del pico.
ahi cabe la pregunta: que te paso que fue nescesario recurrir a la mutilacion genital?
 
me operaron de un coquimbano cuando tenia 15 :sisi3: porque tenia una bolsita de agua y :blahblah: la wea es que me tenían que operar y antes de operarme me paso algo similar a lo que le hicieron a un cimpadrito me echaron una crema en la tula y fue prácticamente una pajita :jijiji: yo feliz pero nervioso igual porque era una enfermera joven, imagínate a un pendejo de 15 full pajas que le pase eso :jijiji: posterior a eso me depilo igual :buenaonda:


después se vino la mejora parte , yo siendo un pobre culiao en esos tiempos me opere en un hospital publico, bueno el tema es que proceden a anestesiarme y mi mayor preocupación mayor era que mucha gente me viera el micropene, era mas importante que la misma operación :sm: , el tema es que me acuesto llega el doctor 2 o 3 personas mas ( uno totalmente consciente) dije piola :hands: paso un rato y llega como 8 estudiantes de medicina conchetumadre :lol2: todos mirandome el micropene, tomando apuntes y yo pal hoyo, los mire, cerre los ojos y me hice el weon :buenaonda: nunca lo olvidare.
 
Última edición:
Es por eso mismo que no voy a revisarme la corneta, la tengo de 11 y no la mostraría ni cagando, es un tema sensible para mi que nunca voy a superar

Estoy con varicocele hace meses, es un dolor culiao grande pero prefiero que se me revienten los cocos antes que ir a webiar al médico, aguanto como puedo con tal de que no descubran mi gran secreto
Hermanito, no la cague. Ese tema se puede complicar.
Eco testicular, la mina que me hizo la eco me puso ese gel culiao en la bolas y como soy un weon cosquilloso me reí como enfermo piolamente hasta que vi entrar como 5 estudiantes de medicina.
Mala experiencia.
jajaj me pasó algo parecido.
Lata estar rodeado con gente de la misma edad y uno en pelota con la mina engelandome las bolas
 
Si, PCR en la pichula para descartar ETS (lo hgo un par de veces al año). Me lo hizo una gris y se me paró hahahaha... La mina me dijo "a ver" y me agarró la corneta con una mano mientras buscaba el cotonete y hacía movimientos como pajeándome que según ella era necesario hacer :sisi3: ella me provocó.

Y la uróloga que me examinó las bolas y el miembro viril.

También me acuerdo hace años que me operaron y me pusieron epidural... Yo estaba en la camilla recostado con los brazos detrás de la cabeza con la corneta al aire mientras varias doctoras miraban hahahaha (ya cada rato entraban enfermeras a mirar y se iban :sisi3:a mi ese tipo de cosas me da lo mismo).

El resto prefiero no contarlo porque me da la sensación de que alguien podría pillarme y saber quién soy (algo muy improbable, pero igual no es bueno dar tantos detalles, por si acaso)...

Pero bueno, la wea se resume en que las tens son muy calientes hahahaha.
 
Última edición:
Sucedió en San Carlos de Ñuble, hospital púbico de la zona. Cuando ingresé a pabellón yo llevaba ya varias semanas sin poder orinar. No es que mi cuerpo no produciera orina, al contrario: no podía excretarla. En la terminología médica el caso se conoce como cistitis, yo solo sentía un dolor tremendo y casi ganas de llorar.

Estando ya sobre la camilla, con mi entrepierna al aire y mis calzoncillos (amarillos, limpios, maraca Milano) esparcidos por el suelo, el médico me preguntó si quería o no la anestesia (local), ¿se puede sin anestesia? sí, pero no te preocupes, seguirás consciente y no sentirás dolor. No hay nada de malo en utilizar la anestesia. ¿Estás seguro?

Mi pene fue penetrado por una variedad de instrumentos insólitos. Microcámaras tubulares con nanotecnología alemana, pipetas flexibles, mangueras diminutas y otros plásticos similares (con forma de tubo). A través de una maquinita con pantalla, yo y el matasanos podíamos ver el interior de mi pene, los surcos por donde debería correr la orina. También se nos habían allegado algunos polizontes: enfermeros gays, tens experimentadas y enfermeras debutantes.

Yo sentía todo y cada segundo de la navagación era más ameno y había buena conversación aunque (yo me daba cuenta) el horizonte se nos estaba viniendo encima y el capitán lo sabía. ¿Quién era el capitán? Pronto nos encontramos con el resto de la flota y pudimos comprender. Una roca tremenda se había sedimentado en uno de los ríos que formaban el Delta de Lagónoda, impidiendo el paso de las aguas y formando canales arremolinados en las orillas.

Las maniobras fueron complejas. Debimos arrendar varias herramientas y contratar mano de obra local. El río en cuestión, y por sobretodo la roca maciza, exigían un esfuerzo considerable. Pasadas dos horas los ingenieros proyectaron un diagrama de disparo válido, se perforó la roca, se montaron las cargas y se dispuso el detonador en manos del matasanos.

No!, les dije yo, no se lo den al matasanos, dénselo al capitán ¡TSHUASSSSHSHSHSHSHSHSHSSHSHSHSHSHSHSHSHSHHSSH!...

...¡sssszzuzusshshshzzhuhsshzhzzzszztzrrttrzzhztrtrshsushuuu! Mi pene, básicamente, había explotado; los cálculos del doctor eran incorrectos. ¿Dónde estaba el capitán? Las enfermeras se habían maravillado por una onda incontrolable de orina que salió chorreando las cortinas, la camilla, mis calzoncillos amarillos y los demás instrumentos de la sala. Se calcularon 4 litros de orina, expedidos en 5 seg. En ese momento crítico de mi pene habían salido 800 ml por segundo. (Continúa)
 
Sucedió en San Carlos de Ñuble, hospital púbico de la zona. Cuando ingresé a pabellón yo llevaba ya varias semanas sin poder orinar. No es que mi cuerpo no produciera orina, al contrario: no podía excretarla. En la terminología médica el caso se conoce como cistitis, yo solo sentía un dolor tremendo y casi ganas de llorar.

Estando ya sobre la camilla, con mi entrepierna al aire y mis calzoncillos (amarillos, limpios, maraca Milano) esparcidos por el suelo, el médico me preguntó si quería o no la anestesia (local), ¿se puede sin anestesia? sí, pero no te preocupes, seguirás consciente y no sentirás dolor. No hay nada de malo en utilizar la anestesia. ¿Estás seguro?

Mi pene fue penetrado por una variedad de instrumentos insólitos. Microcámaras tubulares con nanotecnología alemana, pipetas flexibles, mangueras diminutas y otros plásticos similares (con forma de tubo). A través de una maquinita con pantalla, yo y el matasanos podíamos ver el interior de mi pene, los surcos por donde debería correr la orina. También se nos habían allegado algunos polizontes: enfermeros gays, tens experimentadas y enfermeras debutantes.

Yo sentía todo y cada segundo de la navagación era más ameno y había buena conversación aunque (yo me daba cuenta) el horizonte se nos estaba viniendo encima y el capitán lo sabía. ¿Quién era el capitán? Pronto nos encontramos con el resto de la flota y pudimos comprender. Una roca tremenda se había sedimentado en uno de los ríos que formaban el Delta de Lagónoda, impidiendo el paso de las aguas y formando canales arremolinados en las orillas.

Las maniobras fueron complejas. Debimos arrendar varias herramientas y contratar mano de obra local. El río en cuestión, y por sobretodo la roca maciza, exigían un esfuerzo considerable. Pasadas dos horas los ingenieros proyectaron un diagrama de disparo válido, se perforó la roca, se montaron las cargas y se dispuso el detonador en manos del matasanos.

No!, les dije yo, no se lo den al matasanos, dénselo al capitán ¡TSHUASSSSHSHSHSHSHSHSHSSHSHSHSHSHSHSHSHSHHSSH!...

...¡sssszzuzusshshshzzhuhsshzhzzzszztzrrttrzzhztrtrshsushuuu! Mi pene, básicamente, había explotado; los cálculos del doctor eran incorrectos. ¿Dónde estaba el capitán? Las enfermeras se habían maravillado por una onda incontrolable de orina que salió chorreando las cortinas, la camilla, mis calzoncillos amarillos y los demás instrumentos de la sala. Se calcularon 4 litros de orina, expedidos en 5 seg. En ese momento crítico de mi pene habían salido 800 ml por segundo. (Continúa)
a la ctm.-
 
Emm si. Un par de veces. Nada del otro mundo. En contexto medico no deberian haber muchas caras raras, ellos estan curados de espanto, estan acostumnbrados a ver de todo y el impacto o la sorpresa es poco tirado para nada.
 
Sucedió en San Carlos de Ñuble, hospital púbico de la zona. Cuando ingresé a pabellón yo llevaba ya varias semanas sin poder orinar. No es que mi cuerpo no produciera orina, al contrario: no podía excretarla. En la terminología médica el caso se conoce como cistitis, yo solo sentía un dolor tremendo y casi ganas de llorar.

Estando ya sobre la camilla, con mi entrepierna al aire y mis calzoncillos (amarillos, limpios, maraca Milano) esparcidos por el suelo, el médico me preguntó si quería o no la anestesia (local), ¿se puede sin anestesia? sí, pero no te preocupes, seguirás consciente y no sentirás dolor. No hay nada de malo en utilizar la anestesia. ¿Estás seguro?

Mi pene fue penetrado por una variedad de instrumentos insólitos. Microcámaras tubulares con nanotecnología alemana, pipetas flexibles, mangueras diminutas y otros plásticos similares (con forma de tubo). A través de una maquinita con pantalla, yo y el matasanos podíamos ver el interior de mi pene, los surcos por donde debería correr la orina. También se nos habían allegado algunos polizontes: enfermeros gays, tens experimentadas y enfermeras debutantes.

Yo sentía todo y cada segundo de la navagación era más ameno y había buena conversación aunque (yo me daba cuenta) el horizonte se nos estaba viniendo encima y el capitán lo sabía. ¿Quién era el capitán? Pronto nos encontramos con el resto de la flota y pudimos comprender. Una roca tremenda se había sedimentado en uno de los ríos que formaban el Delta de Lagónoda, impidiendo el paso de las aguas y formando canales arremolinados en las orillas.

Las maniobras fueron complejas. Debimos arrendar varias herramientas y contratar mano de obra local. El río en cuestión, y por sobretodo la roca maciza, exigían un esfuerzo considerable. Pasadas dos horas los ingenieros proyectaron un diagrama de disparo válido, se perforó la roca, se montaron las cargas y se dispuso el detonador en manos del matasanos.

No!, les dije yo, no se lo den al matasanos, dénselo al capitán ¡TSHUASSSSHSHSHSHSHSHSHSSHSHSHSHSHSHSHSHSHHSSH!...

...¡sssszzuzusshshshzzhuhsshzhzzzszztzrrttrzzhztrtrshsushuuu! Mi pene, básicamente, había explotado; los cálculos del doctor eran incorrectos. ¿Dónde estaba el capitán? Las enfermeras se habían maravillado por una onda incontrolable de orina que salió chorreando las cortinas, la camilla, mis calzoncillos amarillos y los demás instrumentos de la sala. Se calcularon 4 litros de orina, expedidos en 5 seg. En ese momento crítico de mi pene habían salido 800 ml por segundo. (Continúa)
La velocidad de disparo de un pene normal no está ni cerca de esto. Es más, tal capacidad anatómica excede la composición química del pene. No quise exagrar cuando dije que mi pene había explotado, pero tampoco fui preciso. El daño había sido hecho en un testículo que el matasanos había pasado a llevar con sus esfínteres.

No había sido anestesiado, pero, de tanto daño, ya no sentía nada.

Se me realizó entonces una curación que duró más de 2 horas. El enfermero que me atendió, de nombre Carlos, resultó ser un hombre muy amable. Yo tenía entonces 17 años, y el enfermero (gay, por cierto) debe haber tenido unos 26. Todas las enfermeras aquí me tienen envidia, hablan mal de mí. Me gustaría que más personas me vieran. Yo llego y los pasillos empiezan a hablar. Porque me tienen ganas y no soportan la idea de que sea gay. Soy musculoso y soy moreno. El enfermero tiene que ser fuerte, y yo me cuido. También practico Judo. Este es mi pololo. Él me cuida. En su Smartphone (uno de los primeros de la época, con antena incluso) se veía una fotografía donde estaba, sin duda y también sin pantalones, Carlos junto a otro hombre también en bikini, que después supe se llamaba Roberto y que también era gay. Vino a verme ayer. ¿Quién? Roberto. Se va a casar este fin de semana, y ayer vino a verme. No se aguantó. Se metió a mi pieza. Tu sabes, Matías, que yo vivo con mi padre. Mi padre es un hombre esforzado... él es panedero. Pero lo lleva con mucha honra el asunto, ya técnicamente tiene una empresa, no una pyme, pero sí es una empresa está haciendo todo el tema de la iniciación de actividades y todo eso, en fin, llega el Roberto, a menos de 1 semana de casarse, llega en la noche, se sube por la reja de la panadería y entra por la ventana de mi pieza. Weón me dijo que no podía olvidarme, que lo único que pensaba era en mí y que no podía ser, porque el se iba a casar con su pareja, yo por mi parte tengo un hijo, y ahora el weón estaba metido en mi pieza, ¿cachai? Sí hubo sexo, lógico que hubo sexo, pero siempre con una distancia. Él antes de irse se sentó al borde de mi cama, me empezó a tocar las canillas y me preguntó si podíamos seguir viéndonos. Yo levanté mi pierna hasta su cara y le metí el pulgar de mi pie izquierdo en su boca. Cállate, le dije. Cállate, Roberto.

Y así se fueron las 2 horas de la curación, procedimiento tras el cual mis testículos apenas existían. Carlos me invitaba para ese fin de semana salir con Roberto, que llevara yo a mis amigos también y salíamos. Le contesté que con gusto, pero tenía unos trámites que hacer y por lo tanto tendríamos que dejarlo para otra oportunidad.

Estuve en 4 sesiones de curación en total, que se extendieron por 4 semanas, 4 semanas en las que yo, amigos, podía orinar, pero con un olor fétido que fue creciendo más y más. Al punto que a la semana 5 después de la explosión en el Delta, decidí cambiar de médico e ir a una clínica privada. El procedimiento me costó 1 millón de pesos. 1 millón de pesos que pagué para que me extrajeran mi testículo izquierdo, solucionando así el problema y dejándome a mí como un medio eunuco, un punto perdido entre el Toro y el Buey: un Torobayo. El doctor ni siquiera me dio la mano al terminar la operación, también era gay y me reprochaba haber perdido mis testículos que, según él, eran de primera.
 
Weno, varios urólogos me han examinado el campeón (que se muestra como tortuga asustada) por varicocele e infección urinaria…. Nunca se me paro

Eso si, una doctora me hizo examen prostatico…. Csm que dolorosa esa wea, nicagando se me paro, pero me dolió más que la mierda.

Nunca he tenido o oportunidad de sacarla ante una tens o enfermera:foreveralone:
 
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