Wolfotumare
Vac@
- Registrado
- 2011/01/22
- Mensajes
- 1.693
- Sexo
Yo cabros he estado al borde de la muerte en dos ocasiones... Creo que les contare la primera:
Tenia trece años de edad y me había recien mudado a una nueva casa.
La casa la estabamos arrendando y sinceramente, el estado en el que se encontraba era casi deplorable. Obviando eso, mis padres decidieron mudarse y comenzar un nuevo cicli de nuestras vidas ahí.
Al transcurrir los días mi padre se dedicó a la reparación de las zonas más vulnerable, partiendo por la puerta del patio que era de madera y estaba semipodrida, siguiendo un montón de arreglines por aqui y por allá
Llegó entonces el invierno y con él las tipicas lluvias propias del centro-sur. Así nos dimos cuenta que el agua se filtraba por el techo de la "lavandería" que teniamos fuera de la cocina, formando una suerte de piscina dentro de la casa.
Pasamos así el invierno y ya llegando a Agosto o Septiembre, un día por la mañana mi padre me ofreció pagarme la módica suma (para mi suficiente como para prestar mis servicios de construcción) de $8.000 pesos para ayudarle a reparar el tejado y a reemplazar las planchas de zinc oxidadas por unas nuevas recién compradas.
Acepté entonces... y aqui viene la parte buena:
Mi papá me dejó encargado de desatornillar los tornillos agripados del techo mientras él bajaba de ahí para subir las planchas de zinc desde el suelo del patio apoyándola por el borde del techo a eso de 45º grados y luego, haciendo uso de bastante fuerza y un poco de temeridad, las lanzaba una a una hacia el techo, por lo que me tenía bastante advertido que no cruzara más alla de donde él me había dejado para evitar sufrir cualquier accidente.
Por supuesto desobedecí.
Vi que estaba aproblemado intentando subir una de las planchas y sin decir ninguna palabra corrí a prestarle ayuda... Justo en el momento que estiré mi mano para cojer un extremo de la plancha, él la lanza hacia arriba, dandome de lleno en el brazo.
Debo decir que como había sol de Septiembre, me encontraba con una sudadera (musculosa, sin mangas, no sé como la llamarán ustedes).
La cosa es que el golpe fue tan fuerte que me partió la carne de lado a lado dejándome ver el hueso dándole el aspecto de carne molida, me sersenó (¿zerzenó?) una arteria y la sangre se me arrancaba a borbotones. De eso me percaté luego de que el dolor se hizo un poco más soportable (Hablo de segundos entre que recibí el impacto y retiré mi mano del corte).
Para qué les diré del dolor. Si bien al principio fue insoportable luego se transformó en un dolor sordo y un poco punzante.
Para resumir un poco, mi papá me bajo del techo sujetandome de un brazo, me pusieron una toalla que estaba en el colgador, y como no teníamos auto llamó a un amigo para que nos trasladaramos a la posta comunal. Estaba semi inconsciente y aterrado ante la idea de que (creía yo) perdería mi brazo o parte de la funcionalidad de este.
Mi cuerpo estaba entumecido, mi corazón latía al mil y no era por miedo, transpiraba helado, estaba mareado, los sonidos se distorsionaban. En mi brazo la toalla estaba empapada en sangre, me dormía... Creía que iva a morir.
En mi ingreso a la Posta fue por una puerta de urgencias trasera, donde mi papá ingreso conmigo en brazos. Rercuerdo haber visto a dos enfermeras de espalda a nosotros, conversando. Mi papá les gritó por ayuda, y cuando se dieron vuelta una no pudo evitar exclamar -"¡Viene que se desmaya!- y de inmediato me habilitaron una camilla y me tumbaron ahi.
En esas condiciones me sentí más seguro, cerré los ojos y me desvanecí alfin.
Estube horas esperando la ambulancia. El accidente ocurrió a eso de las 4. A las 8 p.m. estaba en el Hospital Regional y a las 10 p.m. ingresé a pabellón.
El resto fue recuperación
Gracias Gracias, pronto volveré por la segunda, que es también interesante.
Tenia trece años de edad y me había recien mudado a una nueva casa.
La casa la estabamos arrendando y sinceramente, el estado en el que se encontraba era casi deplorable. Obviando eso, mis padres decidieron mudarse y comenzar un nuevo cicli de nuestras vidas ahí.
Al transcurrir los días mi padre se dedicó a la reparación de las zonas más vulnerable, partiendo por la puerta del patio que era de madera y estaba semipodrida, siguiendo un montón de arreglines por aqui y por allá
Llegó entonces el invierno y con él las tipicas lluvias propias del centro-sur. Así nos dimos cuenta que el agua se filtraba por el techo de la "lavandería" que teniamos fuera de la cocina, formando una suerte de piscina dentro de la casa.
Pasamos así el invierno y ya llegando a Agosto o Septiembre, un día por la mañana mi padre me ofreció pagarme la módica suma (para mi suficiente como para prestar mis servicios de construcción) de $8.000 pesos para ayudarle a reparar el tejado y a reemplazar las planchas de zinc oxidadas por unas nuevas recién compradas.
Acepté entonces... y aqui viene la parte buena:
Mi papá me dejó encargado de desatornillar los tornillos agripados del techo mientras él bajaba de ahí para subir las planchas de zinc desde el suelo del patio apoyándola por el borde del techo a eso de 45º grados y luego, haciendo uso de bastante fuerza y un poco de temeridad, las lanzaba una a una hacia el techo, por lo que me tenía bastante advertido que no cruzara más alla de donde él me había dejado para evitar sufrir cualquier accidente.
Por supuesto desobedecí.
Vi que estaba aproblemado intentando subir una de las planchas y sin decir ninguna palabra corrí a prestarle ayuda... Justo en el momento que estiré mi mano para cojer un extremo de la plancha, él la lanza hacia arriba, dandome de lleno en el brazo.
Debo decir que como había sol de Septiembre, me encontraba con una sudadera (musculosa, sin mangas, no sé como la llamarán ustedes).
La cosa es que el golpe fue tan fuerte que me partió la carne de lado a lado dejándome ver el hueso dándole el aspecto de carne molida, me sersenó (¿zerzenó?) una arteria y la sangre se me arrancaba a borbotones. De eso me percaté luego de que el dolor se hizo un poco más soportable (Hablo de segundos entre que recibí el impacto y retiré mi mano del corte).
Para qué les diré del dolor. Si bien al principio fue insoportable luego se transformó en un dolor sordo y un poco punzante.
Para resumir un poco, mi papá me bajo del techo sujetandome de un brazo, me pusieron una toalla que estaba en el colgador, y como no teníamos auto llamó a un amigo para que nos trasladaramos a la posta comunal. Estaba semi inconsciente y aterrado ante la idea de que (creía yo) perdería mi brazo o parte de la funcionalidad de este.
Mi cuerpo estaba entumecido, mi corazón latía al mil y no era por miedo, transpiraba helado, estaba mareado, los sonidos se distorsionaban. En mi brazo la toalla estaba empapada en sangre, me dormía... Creía que iva a morir.
En mi ingreso a la Posta fue por una puerta de urgencias trasera, donde mi papá ingreso conmigo en brazos. Rercuerdo haber visto a dos enfermeras de espalda a nosotros, conversando. Mi papá les gritó por ayuda, y cuando se dieron vuelta una no pudo evitar exclamar -"¡Viene que se desmaya!- y de inmediato me habilitaron una camilla y me tumbaron ahi.
En esas condiciones me sentí más seguro, cerré los ojos y me desvanecí alfin.
Estube horas esperando la ambulancia. El accidente ocurrió a eso de las 4. A las 8 p.m. estaba en el Hospital Regional y a las 10 p.m. ingresé a pabellón.
El resto fue recuperación
Gracias Gracias, pronto volveré por la segunda, que es también interesante.