J. Carlos Eichholz, panelista de “Tolerancia Cero”: “Me incomoda que quede la sensación de que la Iglesia está compuesta por pervertidos”
Se quedó conversando hasta tarde con su esposa cuando llegó a casa esta madrugada, después del programa de televisión. Juan Carlos Eichholz, el panelista de “Tolerancia Cero”, abogado y máster en políticas públicas, tenía la certeza de que el testimonio que dio anoche uno de los denunciante contra el sacerdote Fernando Karadima, James Hamilton, “es de lo más impactante que ha salido en televisión en muchos años”.
Desde la perspectiva del televidente, llamaron la atención los silencios de los panelistas, que reemplazaron a la actitud inquisitiva que suele ser la tónica.
Eichholz lo explica así:
—La primera sensación es que Jimmy Hamilton había sido extraordinariamente valiente al decir en televisión lo que dijo, por un lado apuntando a su experiencia personal pero, además, dispuesto a referirse a muchas personas que, a ojos suyos, habían sido partícipes de alguna manera. Junto con la valentía, está la valoración de que estas cosas se digan públicamente; es parte de lo que la propia Iglesia con Benedicto XVI ha buscado. Y eso se mezcla con un sentimiento de que quizás se transmitió una imagen un tanto sesgada de lo que es la Iglesia.
—¿A qué se refiere, específicamente?
—Es que, como resultado de todo lo que dijo él, lo que queda para el telespectador es que la Iglesia está compuesta por un conjunto de pervertidos. Desde la acusación de criminal que hace contra el cardenal Errázuriz, más todo lo que ha ocurrido en la parroquia de El Bosque, más lo que dijo del colegio Verbo Divino. Quedan los colegios católicos en general como un peligro para los niños. Lo sumas todo eso y, bueno, la imagen es de una Iglesia compuesta por pervertidos. Y esa sensación me incomoda, porque efectivamente existen estos karadimas, pero también me pregunto: bueno, ¿dónde quedan un cura Montes o un Felipe Berríos? Tantos que hacen tanto bien, ¿dónde quedan? El mismo monseñor Ezzati...
—Llamó la atención que no hubo cuestionamientos...
——Bueno, estábamos frente a una persona que hablaba desde el dolor, entonces no te pones a rebatir en términos racionales. Yo estaba un poquito en la lógica de un testimonio de extrema valentía, lo cual tiene un valor enorme. Sin embargo, faltaba un poco de balance, por eso le pregunté si estaba consciente de lo fuerte de sus palabras. Probablemente podría haber hecho la pregunta más directamente.
—¿Por qué se quedó en silencio cuando James Hamilton le dijo que se preocupara por el hecho de tener a sus hijos en un colegio católico?
—Yo no estoy pensando que por ese hecho corro peligro. Pero sí es razonable para la gente tomar en cuenta esto, y andar con las antenas bien paradas. Pero no me parece, y eso es lo que me produce un poco de ruido, que quede instalada la imagen de que todos los sacerdotes son pervertidos o que un colegio en que hay sacerdotes es el lugar más peligroso al que los niños pueden ir.
Concluye: “Este no era un debate intelectual. Esta era una expresión emocional desde la vivencia que él había tenido. Frente a esto, todos los que estábamos ahí fuimos súper respetuosos”.