Una cosa es odiar y despreciar a los personajes históricos reales y otra cosa es sentir asco y deprecio por los personajes dentro de la ficción y aquí se nota que el Pablo Larraín lleva ese odio y rabia al papel, el weon siente asco por los personajes que escribe.
Todos los personajes son horribles, artificiales y están totalmente deshumanizados, esto te puede funcionar con el vampiro principal ( en este caso Pinochet ), pero que todos en el cast sea weones irredimibles hacen difícil sentirse inmerso en la ficción, no existe ningún "cable a tierra", incluso la monja que parece que intenta ser ese punto neutro acaba sintiéndose como un personaje perverso, manipulador y con dobles intenciones que quiere matar al vampiro, pero disfruta ser uno de ellos.
El concepto principal de la película es divertido, pero pocas secuencias cómicas ocurren, pudo haber sido mucho más paródico y exagerado, la película intenta verse elegante y solemne todo el tiempo y esto le juega en contra, esto pudo ser un Slasher, pudo verse como una película gore clase B, las secuencias de Pinocho volando por Santiago matando gente trasmiten esa sensación, pero a pesar de tener algunas buenas ideas la trama se va desinflando, el final es atropellado y nunca llega a un climax a la altura de su concepto.
El diseño de producción y la fotografía es impecable, lo cual hace un extraño contraste con un guión tosco y un humor burdo donde a la vieja Lucía la tratan de puta y maraca como si el insulto puro y gratuito pudiese maquillarse y pasar por sátira.
Visualmente la película es bonita, los escenarios, los sonidos y la atmósfera está muy bien conseguida, rozando la pretenciosidad, como si se buscara generar visuales "encachadas", pero sin tener una justificación, por ejemplo la escena de la monja corriendo por el desierto vestida de María Antonieta, ¿Qué función tiene esa puesta en escena?, hay varias secuencias así, puramente cosméticas, verse como cine Europeo, una película de autor, parecer inteligente sin serlo.
La Margaret Thatcher y la Lucía Hiriart son las caracterizaciones mejor logradas, Pinochet es funcional, aunque se siente demasiado frío, en algunos momentos le dan ese tono de voz "ahuasado" que tenía Pinocho, pero de repente la pierde, es poco consistente.
Del 1 al 7 le ponemos un 3,5.