Desde el anonimato, y en este foro lleno de basuras humanas, le diría algo como ésto:
me da mucha pena que te vayas. No tengo ni remota idea de si te volveré a ver (espero que sí), pero al menos me quedo con las experiencias que tú y yo hemos generado juntos: los almuerzos rutinarios de abuelo, los viajes por el vecindario sudaca, la comida china, el pelambre a los progres, el sexo de calidad, la risa sin sentido, la seriedad de tus pensamientos.
Desearía seguir compartiendo mis cosas contigo. Lamentablemente nuestros oficios no nos dan ninguna garantía de poder hacer una vida juntos, como ha sido durante el último tiempo. No he querido hablar del tema porque me da mucha pena y porque no quiero sonar fatalista. Además, tampoco quiero que tus últimos días acá sean con llantos; más bien, quiero que sean movidos y con más experiencias para que las atesores por ahí en alguna caja o una de tus bolsas de tela. Las mías las atesoraré en mi billetera, en mi cajita de boletos de micro, en los juegos de Switch que hemos intentado pasar, o quizás también en Ongolmo con Freire.
En fin, así es la vida. Nada es fácil, y el futuro no tiene por qué serlo. Aún así, deseo que pongamos el máximo de nuestros empeños para que nos volvamos a ver en mi habitación, en algún cuarto de hotel; o quizás, en algún aeropuerto a la pasada. No perdemos nada al fin de al cabo, ¿no cierto?
Nos vemos amor. ¡Mucho éxito en esta nueva etapa!