orgon, el disparate cosmico de wilhelm reich
miguel Ángel pérez oca
...y el caso es que hubo un primer reich que merece todos mis respetos. Me
refiero al freudo-marxista, empeñado en demostrar que la moral sexual es una
superestructura ideológica impuesta por las clases dirigentes para controlar
a las clases explotadas. Esta imposición antinatural reguladora del derecho
al placer sería la causa de los desequilibrios psicológicos que azotan a
nuestra sociedad. El amor libre, la desprejuiciada expresión de la líbido,
en detrimento de ordenancistas imposiciones familiares, sería el remedio
contra la violencia y los desatinos de la historia. Con ese reich yo podría
convivir, aunque mantuviera con él ciertas discrepancias respecto a sus
ideas freudianas. Pero un día, nuestro hombre descubre la "energía orgón" y
se lanza a predicar una ciencia "nueva" donde la elucubración más
disparatada sustituye al rigor del método científico, dando como resultado
un conjunto de despropósitos sin la más mínima justificación ni parentesco
con la realidad.
La frontera entre los dos reich yo diría que está constituida por la
aparición, en la mente del brillante psicoanalista, de una muy grave
paranoia. La ironía de la situación estriba en que su obsesión mitificadora
del orgasmo quizá viene a corroborar sus primeras y más o menos válidas
teorías. Él es otra de las víctimas de la imposición moral, de la tiranía
ordenancista sobre el sexo que debería ser libre. Otra ironía: La hipócrita
sociedad americana utilizó los disparates "orgónicos" del segundo reich para
castigar al primer reich marxista. Su muerte en la penitenciaría de
lewisburg, bajo la acusación de estafa por la comercialización de
"acumuladores orgón", es otra muestra de que empezó teniendo razón.
La pseudofísica que reich pretende descubrirnos en la "superposición
cósmica" no tiene el más mínimo soporte científico. El método científico,
hijo de galileo, francis bacon y descartes, consiste en esencia en que el
investigador debe estar en condiciones de demostrar fehacientemente lo que
afirma haber descubierto. La fantasía humana puede crear muchas teorías,
pero, para comportarse conforme a las reglas de la ciencia, dichas teorías
deben ser sometidas a reiteradas pruebas de laboratorio, antes de
confirmarse como descubrimientos o leyes de la física, la química o la
biología. Reich no hace eso. Reich inventa una realidad a su gusto, de la
misma manera que los psicoanalistas en general han hecho desde freud. Pero,
claro, el mundo mental difícilmente puede someterse a los experimentos de
laboratorio, y el estudioso del espíritu humano tiene que trabajar con
hipótesis más o menos aventuradas y confiar en que los resultados clínicos
las avalen. Pero reich se mete en el mundo de las ciencias físicas, donde la
comprobación es exigible por ser posible. Un físico solo puede afirmar algo
cuando lo ha comprobado experimentalmente; dado que la física permite dicha
comprobación.
Después de una introducción razonable, en la que examina la integración del
hombre en la naturaleza, y la afortunada metáfora de "la pradera" y "el
escenario", para describir el comportamiento natural y el impuesto
culturalmente, el autor desprecia la moderna física, burlándose de su
paulatina evolución, para, según dice, "partir de cero". Mandemos a paseo
cuatro siglos de ciencia y saquémonos de la manga una nueva idea de energía
basada en el orgasmo, nos dice reich, y que opera tanto en el hombre como en
el resto del cosmos. Todas las pulsaciones, expansiones y contracciones,
temblores, choques, etc. No son más que orgasmos cósmicos. Bueno, si él lo
dice... Me recuerda el panpsiquismo de giordano bruno, que le llevaba a
creer que los planetas eran seres vivos que giraban alrededor del sol por
propia voluntad, en busca de su calor y su luz.
Reich se mete en harina y comienza a describir sus "experimentos". Dice: "en
una cámara totalmente obscura, forrada en el interior de hojas metálicas
especialmente dispuestas para la observación de la energía orgón, se notan
unidades luminiscentes de energía orgón progresando a través del espacio con
un movimiento cicloidal alargado". Nos habla luego de un "océano de energía
orgón primordial desprovisto de masa". "cuando dos unidades primordiales de
energía orgón desprovistas de masa se superponen, etc. Etc. Etc." y todo
esto, acompañado de afirmaciones como "partimos de la suposición...",
"parece lógico suponer..." y así.
La física actual, la que, para bien o para mal, ha hecho posible la bomba
atómica, los aceleradores de partículas, la comprensión del mecanismo de las
estrellas, etc. Nos dice que una unidad de energía, un cuanto, un fotón, no
tiene masa, y no puede, de ninguna manera, desplazarse por el espacio
siguiendo un "movimiento cicloidal alargado". El único camino para una
partícula sin masa, es decir, de energía pura, es la geodésica, el camino
más corto entre dos puntos en la curvatura del espacio-tiempo ; la línea
recta, vaya, para nuestro mundo habitual euclidiano, y su única velocidad
posible, la de la luz, es decir : 300.000 km. Por segundo en el vacío. Para
visualizar las partículas subatómicas con masa, mejor dicho, los trazos que
dejan al desintegrarse en una "cámara de niebla o burbujas", se necesitan
gigantescos aceleradores y cantidades ingentes de energía. Difícilmente se
podrían observar "unidades orgón" en una cajita oscura forrada de placas
metálicas. Si ese método infinitamente más barato que los aceleradores,
fuera posible, los gobiernos no se gastarían la millonada que cuesta uno de
esos aparatos.
Cuando dice reich que "la masa emerge de ese sustrato desprovisto de masa"
olvida la ecuación de einstein: E= mc2. Se necesitan enormes cantidades de
energía para obtener una brizna de materia. Esas concentraciones de energía
creadora solo se dieron en la naturaleza cuando el big bang. Es absurdo
creer que las "partículas sin masa" revolotean plácidamente uniéndose unas
con otras en orgasmos productores de materia dotada de masa. Tenemos
evidencias suficientes para saber que después del big bang ya no se creó
materia en el universo, sino que ésta evolucionó desde los primeros leptones
creados (electrones, kuarks, etc.) por la ingente acumulación primaria de
energía, para constituir mesones y bariones (protones, neutrones...),
formando átomos de hidrógeno y helio, que por nucleosíntesis estelar y
explosiones de supernova dieron lugar al resto de los elementos. Esta
concepción está siendo comprobada todos los días, tanto en laboratorios como
mediante la observación astronómica, sin que un solo fallo en las
predicciones haga dudar de su validez. Lo del orgón, por el contrario, no da
lugar a ningún fenómeno verificable ni observable, salvo en la calenturienta
mente de su creador y sus presuntos seguidores.
La creación de vida a partir de una "límpida solución de agua bionosa de
gran poder orgonótico, mediante congelación, que da unas formas orgánicas
dotadas de todos los atributos de la materia viva", suena a novela barata de
ciencia-ficción, o a burla, o a desvarío de una mente enferma. El
experimento de s.l. Miller en los años cincuenta, que le valió el premio
nobel, consistía en bombardear con descargas eléctricas una sopa primordial
de compuestos similares a la atmósfera primitiva de la tierra. Se obtuvieron
aminoácidos, componentes fundamentales de la vida; pero todavía a una gran
distancia de lo que es un organismo vivo, capaz de preservar una estructura
y de reproducirse. Si alguien nos dice que en lugar de ese complicado y
costoso experimento, bastaría con congelar en nuestra nevera una "solución
de agua bionosa", tendremos que preguntarnos cómo nadie ha obtenido todavía
el premio nobel con tan fáciles medios.
Incapaz de seguir el hilo de tan disparatada exposición, ojeo al azar el
libro en busca de algún argumento que tenga un mínimo de lógica. Resulta
penoso el intento de explicar la evolución de las galaxias mediante la
energía orgón. Hoy día sabemos, gracias al efecto doppler, cual es el
movimiento de las galaxias, que no coincide en absoluto con el remolino
descrito por reich. También sabemos que las galaxias no evolucionan de una
forma característica en otra, sino que existen varias clases determinadas
por su origen o accidentes gravitacionales aleatorios. De nuevo se vuelve a
la afirmación gratuita de la creación de materia a partir de partículas
energéticas sin masa. Así, por las buenas.
La peregrina forma de explicar la aurora boreal no resiste la comparación
con las modernas explicaciones comprobadas por la técnica espacial, la
observación radioastronómica, etc... Hoy sabemos fehacientemente que las
partículas ionizadas que conforman el viento solar resbalan sobre los
cinturones van allen que siguen las curvas del campo magnético de la tierra,
entrando en colisión con su atmósfera en las zonas polares, donde excitan
masas de aire que emite luz fluorescente, de la misma manera que hacen los
tubos de neón. No hay ningún misterio en la aurora boreal, como no lo hay en
el arco iris, los relámpagos o cualquier otro meteoro.
Que la energía orgón tenga un "típico color azul" demuestra que reich no
tiene ni idea de lo que es el color. Confunde colores con pigmentos y afirma
que las hojas amarillas se tornan verdes al adquirir mediante la función
clorofílica la energía orgón, que es de color azul. Claro, el amarillo
mezclado con el azul da verde. ¡por favor! Un poco de formalidad. El color
es la forma que tiene nuestro cerebro de identificar las distintas
longitudes de onda de las radiaciones electromagnéticas, dentro de la gama
visible. Un color lo que nos revela es la cantidad de fotones por segundo
que inciden en nuestro ojo provenientes de una fuente dada. Se llama
frecuencia a la cantidad de cuantos de luz que transporta una radiación en
un tiempo dado. Se corresponde a la inversa con la longitud de onda, que es
la distancia entre dos crestas consecutivas de una onda luminosa; es decir,
entre dos fotones consecutivos. Así, a mayor cantidad de fotones, a mayor
energía, más frecuencia y menor longitud de onda. Las emisiones de luz
visible más energéticas, las que transportan más fotones por segundo, se ven
de color violeta. Las menos energéticas, se ven rojas. Y entre los dos
extremos está toda la gama de los colores. Así que una energía "típicamente
azul" debería ser siempre de la misma intensidad. No podríamos hablar de
"solución orgón muy excitada o poco excitada", porque al ser siempre azul,
su "excitación" sería siempre la misma. Y sin un incremento de la
excitación, ya me diréis que orgasmo vamos a tener.
En cuanto al funcionamiento de los huracanes, reich ignora una explicación
tan sencilla como es el ya viejo y conocido "efecto coriolis", que es el
mismo que hace que el remolino del lavabo gire en una u otra dirección según
estemos en el hemisferio norte o sur, debido a la rotación de la tierra. Son
ganas de buscarle cinco patas al gato. No digamos nada del follón que se
arma con las coordenadas ecuatoriales, la eclíptica, el plano galáctico,
etc., ¡negando nada menos que la gravedad! Y vuelta a liarse con la aurora
boreal y la superposición cósmica del orgón para explicar algo tan sencillo
como que la inclinación del ecuador de la tierra no coincide, ni tiene por
qué coincidir, con el plano galáctico ni con la eclíptica. En la época de
los viajes siderales, cuando las órbitas se calculan con tal precisión que
se puede viajar a través de todo el sistema solar aprovechando el tirón
gravitacional de los distintos planetas, como hizo el voyager ii, negar la
gravedad es muy grave, mentalmente grave. Dice reich (¡agarráos!): "la
envoltura orgón ecuatorial representa el agente motor físico de los
planetas. Los planetas giran sobre sus ejes norte-sur y son arrastrados,
como balones por las olas... El sol no ejerce ninguna "atracción" sobre los
planetas. Se mueve sobre el mismo plano, en la misma dirección, llevado como
los planetas por la corriente de energía orgón ecuatorial". ¡para morirse!
Hacer caso a reich significa retroceder hasta la teoría del Ímpetu de
filopón (siglo iv), despreciando a newton, a einstein y a las misiones
espaciales de la nasa.
No puedo más, os lo confieso. Soy incapaz de seguir torturando mi sentido de
la lógica hasta este punto. Creo que un engendro pseudocientífico como este
no merece ninguna atención, ni siquiera el esfuerzo gratuito de confeccionar
esta crítica. La inoperancia supina de estas teorías se manifiesta en su
incapacidad para desarrollar una tecnología o una explicación válida de los
fenómenos del mundo que nos rodea. Y que no se diga que la persecución
política ha silenciado los logros de la ciencia orgón. Como bien saben
(sabemos) todos los marxistas, los imperativos económicos privan sobre la
superestructura ideológica. Si de estas teorías se derivaran posibles
consecuencias económicas evaluables, sin duda se habrían aplicado, aunque
probablemente de forma espúrea, privando a reich de su paternidad. Pero eso
no se ha dado, ni se puede dar. Estamos ante otra locura de las muchas que
fabrica la mente humana cuando no se somete a las reglas de la lógica y el
rigor experimental.
Para terminar, mi perecer particular es que estamos ante la obra de un
paranoico. Don quijote confundía molinos con gigantes; reich confunde el
orgasmo con el big bang. No es de extrañar, por otro lado, dado que vivió en
una época en que otro paranoico fue capaz de contagiar a varios millones de
compatriotas, convenciéndoles de que la solución de sus problemas pasaba por
la exterminación de la raza judía. Algunos paranoicos son una suerte para la
humanidad; como dalí, cuyos sueños disparatados produjeron una bellísima
obra artística. Pero el caso de reich es peligroso, porque sus desvaríos
proceden de una persona que previamente se había ganado el prestigio
intelectual con sus importantes trabajos en el campo de la psiquiatría; lo
que lo convierte en un riesgo de contagio para personas poco informadas en
ciencias. Sus descabelladas ideas, aunque obsoletas, sirven para alimentar
la molesta corriente de pseudociencia que hoy llena las farmacias de
pulseras magnéticas y productos homeopáticos y las calles de tiendas donde
se venden horóscopos, amuletos, magnetizadores de agua y demás zarandajas. A
las clases dominantes les interesa tener toda la información, porque la
información es poder. Así que les conviene que el pueblo no instruido pierda
el tiempo con engañosas representaciones de una presunta realidad que los
aleje de la verdadera información. Tristemente, las ideas de reich han
acabado sirviendo a las clases que pretendía combatir.
Es una pena.