@Toronto
Estoy en una situación similar, soy unos cuantos años menor que tú y nunca me había enamorado antes (solo amores platónicos y tonterías que no vale la pena enumerar). La pena es horrenda, de verdad que pocas veces en la vida había tenido esta sensación, pero ha ido mejorando con el tiempo. Algunos días pienso que va desapareciendo, pero recuerdo el momento y me vuelvo a sentir mal, quizás la clave es dejar de negar internamente que todo se acabó y recordar el momento de la ruptura para analizarlo con cabeza fria y revisar los errores cometidos. Todo parece un cliché sin sentido cuando uno no lo vive, yo no he llorado nada, a lo más esa sensación de mierda cuando quieres comenzar a llorar y se te ponen los ojos rojos, pero no he logrado derramar una sola gota y no es por intentar ser fuerte, pero simplemente no he podido, lo que sí me da regularmente es esa sensación como de "asfixia" (como que te estuvieran ahorcando) cuando tienes mucha tristeza acumulada, pero trato de sobreponerme a eso. Igual no deja de ser menor el dolor, recuerdo que el primer día con suerte pude dormir, me enfermé del estómago mal y quedé una semana comiento con suerte un pedazo de pan en la mañana y tres cuchardas de almuerzo.
Fuera de toda esa mezcla nauseabunda (pero necesaria) de la parte más irracional de nuestra mente, lo que más me afectó fue darme cuenta de la poca vida que tenía. El tiempo que dedicaba a la relación era tanto que cuando terminamos quedé con un vació temporal tan grande que andaba dándome vueltas en mi casa como tonto todo el santo día; ordenando mi pieza, botando basura, incluso salía a comprar cualquier porquería que faltara en mi casa. Ahí me di cuenta de mi primer error: Mi vida giraba en torno a puras externalidades, entregué tanto que me olvidé de mis cosas. Lo segundo que pude sacar en limpio fue saber que la gente es muy distinta moralmente (esto es más complejo) Como pudiste darte cuenta en los mensajes que te han dejado los demás, puedes ver que hay gente que es capaz de pasarse por cualquier lado
valores intrínsecos de una relación (honestidad, lealtad, fidelidad, etc) Una relación sana jamás debiera terminar mal, pues hay momentos para hablar, confesar y tomar decisiones a tiempo. Una persona que te caga y al día siguiente es capaz de mirarte a la cara es una persona
enferma y siniestra, no importa qué tan seguido o "normalizado" esté el acto de cagarse, al igual que alguien que te dice "estoy enamorado" sin estarlo realmente. Son conductas de un psicópata y no de una persona normal, por muy "grave" o exagerado que suene, ya que por definición, una persona sana mentalmente, es alguien capaz de empatizar con el resto. En psiquiatría, alguien sin empatía se le suele llamar psicópata. No se puede relativizar tal hecho.
Como decía un gran amigo (que por cosas de la vida ya no veo más) cuando nos mandábamos alguna embarrada en el colegio: "en un tiempo más te vas a andar cagando de la risa por lo que pasó".