Lamentablemente les tengo otra historia de venecos.
Resulta que, luego de años conduciendo, le tuve que cambiar las pastillas de frenos al bólido y, cómo me gusta ahorrar, compré el repuesto alternativo en una importadora y llevé todo a un taller gris de población para cambiarlas. El trabajo, desde un punto de vista mecánico, fue excelente y por pocas lucas. No obstante, el tocomocho es delicado y no pude borrar la alerta de mantenimiento de cambio de pastillas desde el menú.
En el mismo taller me recomendaron a un gris que tenía un Scanner, quien me atendió de maravillas, pero no logramos borrar dicha alerta. Le ofrecí una propina al gris y triste muchacho, pero no me la aceptó, ya que el trabajo no se pudo realizar. Ya cansado, cesé operaciones durante el día.
Con más tiempo, me puse a buscar un servicio de Scanner en mercadolibre. Y encontré a una mierda de taller que se llamaba Aya Scanner, quienes prometían un Scanner original de la marca del vehículo. Les escribí y consulté por el modelo del auto y el servicio que necesitaba, me dijeron que sí funcionaría y que costaría 20 mil, un precio decente por el tipo de servicio; quedé en llevarles el auto hoy sábado en la mañana. Grande fue mi sorpresa cuando llegué a ese taller, ya que me recibe un veneco común y silvestre, con cara de simio, el que raudamente saca un Scanner de la guantera de una moto tipo rappizuela y la conecta a mi auto. Lo primero que noté, es que el Scanner era multimarca y no original como el que se prometía en el aviso; era de esos que parecen tablet. Segundo, El pelotudo, cómo no sabía inglés, me preguntaba qué decían los menú de su propio Scanner.
Cuento corto, el veneco no solo no pudo borrar la alerta de mantenimiento de las pastillas, sino que además, desconectó el control de tracción DSC. Cuando noté que la estaba cagando, lo reté diciéndole que no podía irme con el auto peor de lo que había llegado, por lo que este llamó a otro veneco de lentes, igual de aweonao que el primero y me trataron de meter la mula con los códigos de errores del auto, sacándole pantallazos y que me los enviarían al teléfono. Pero no señor, el auto sólo necesitaba un reseteo de mantenimiento y no un arreglo del sistema de tracción. En este momento les levanté la voz y escucharon los otros clientes que estaban esperando en sus autos. Y yo mismo tuve que decirle al veneco en dónde tenía que ir pinchando su Scanner para arreglar este nuevo problema que me había generado.
Por suerte, luego de 20 minutos intentándolo, pudimos resetear este error, repito, que el mismo veneco produjo en mi bólido.
Al final, cuando el simio se bajó de mi auto me quedó mirando con cara de cobrarme por el ‘servicio’ pero le dije que le volvería a traer el auto en la semana y que compraría un sensor de pastillas para que lo instalaran ellos... en ese momento pensaba, el día del pico regresaría a ser atendido por primates recién bajados del árbol que encontraron tirado un Scanner en la calle y se las daban de mecánicos.
Tuve mi dosis de multiculturalidad. Pero zafé.