Esta es de ayer:
Venía en línea 4 y suben dos venecos, ni tan flacos, con una mochila cada uno. Hediondos a poto discimulado con perfume y empieza a hablar el menos negro:
"Señores, hola señores, con mi hno y yo señores, vinimos, señores (omitiré esa muletilla de aquí en adelante) polque estamos pasando hambre...
*Comienzas los sollozos más falsos que la hombría del Fonola
Y no tenemos nada, llegamos con mi esposa e hijo y... Sniff, sniff... Ni siquiera hemoh desallunado y sniff sniff no quelemos dinero, queremos comida, buaaah, sniff... Una galletica, lo que sea. También pañales, sniff... Se los juro mor mis hijos, señores, me pongo de rodillas por un pedazo de pan, pol favol!!! Buah...
*Acto seguido, el hno más oscuro y de rasgos africanos lo consuela con palmadas en el lomo pésimamente ensayadas.
Yo iba al lado, con una caja de Dunkin Donuts fresquita (supongo). Al primer contacto visual los miré con cara de "no te creo", como el meme del perro. Cero lágrimas, puro teatro los infames "pelabola". Solo un par de bertas les dio una chaucha, nadie más
3:. Otra sentada frente a mí, me miro con la misma cara de "no les compro ni una".
Sin mencionar que el olor a raja con Paco Rabanne se me quedó por varias estaciones dentro de la mascarilla
Chile está despertando.