puta, me mantuve bien hasta que nació la nena, a mis 33, ya de ahí las preocupaciones, la falta de sueño, el stress de no perder la pega, en fin, la vida, han hecho mella. Ahora estoy gordo, malgenio, siempre cansado, es claro que lo que he ganado en cintura lo he perdido en tono muscular, y que mi vista y reflejos no son los de los veintes... bueno, en poco años ya tendré cuarenta.
en fin, lo comido y lo bailado no me lo quita nadie.
el triste destino de la vida es desvanecernos en la achaquitud, hasta ser sólo un recuerdo en la memoria de los que nos quisieron