Yo era un joven e inexperto estudiante de primer año, un mozuelo de campo que aún creía en el amor eterno y la mansedumbre de las muchachas en flor, estaba con una buena muchacha de casa decente en ese entonces, pero estábamos en planes de acabar nuestra relación debido a problemas en nuestros carácteres. Un día, entre mis estudios , vi uno de estos modernos folletos de Universidades públicas donde se invitaba a una reunión de recogimiento y esparcimiento de los alumnos nuevos, algo llamado "fiesta de mechoneo" o algo de tal talante; con mis correligionarios de la carrera acordamos ir, yo estaba temeroso ante tan magno evento y use mis mejores pilchas para ir allí, fue una fiesta donde mugrosos hippies fumaban una yerba chistosa de la cuál accedieron amablemente a compartir, en sus palabras trivales comentaron -está wena esta weá helmano, peguele unas piteadas- ; inhale y exhale el humo y el mundo comenzó a presentarse de una forma extraña y dionisiaca. Bebí extraños brebajes de supuestas finas ambrosías como el mal tratado "santa helena con h" o la perturbadora "baltiloca", yo poco acostumbrado a tan alto estándar etílico, comenzé a palidecer y soltar mis más oscuros pensamientos y desatarme de mis prejuicios moralmente correctos y... allí estaba ella, un pelo castaño/rojizo que caía como cascada por sus altos montes, una tez blanca donde relucía su brillo labial rojo y unos ojos con anteojos pintados de una forma que me recordó a la pintura de los antiguos faraones egipcios. su cintura era pequeña y terminaba en unas curvilíneas caderas , no se si fui yo, los elixires o la pipa de los apaches me hicieron ver a semejante diosa con fines puramente reproductivos, tal como está escrito en el retrógrado ADNmasculino.
Después de unos bailes típicos tales como el reggeton, la pachanga o la cumbia, y hacer todo el ritual previo de apareamiento, me convido a ir a una parte más alejada de la facultad que estudiaba donde me comenzó a besar, lentamente sus manos tocaron las mías y la llevaban a su zona genital y tan decente dama me dijo gracilmente "métemelo los deo's culiao' y yo me impacte como esas chicas capitalinas podían ser tan desinhibidas, mis pensamientos circundaban entre mi casi ex y mis dicotomías morales, pero mi cuerpo actuó bajo su estándar y como dijo Dios : "creded y multiplicaos" (gen 1:28) y comencé sutilmente a acariciar sus genitales mientras ella tomaba raudamente mi mastín rosado y comentó: "ya estoy lista, rápido wn", acción que se fue interrumpida por gente que nos buscaba, yo, decepcionado de mi actuar pensé "oh, Satán, que has hecho conmigo", pero la tentación fue más fuerte cuando esta mozuela me invitó a terminar el "carrete" en otro lado.
Pasé a una botica a comprar estos modernos chicles de latex y terminamos en la casa de un tipo al cuál nunca había visto, en la pieza de una mamá del tipo que nunca había visto y con una mujer que había visto en un par de clases, ella me tiró a la cama y gentilmente me invitó a "ahora si me la vay a meter que me tenían caliente hace tiempo weón"; yo estaba dispuesto a recitarle algunos poemas y cortejarla, pero ella quería ir directamente a la parte prohibida. Fornicamos como animales en celo mientras gente entraba y salía gente de aquella habitación (cosa que parecía exitarle), en uno de esos momentos, alguien entró y se quedó más tiempo de lo habitual, lamentablemente fue tanto que mi amigo falleció ante la espera, dejando inutilizable aquel aparato de latex, lo peor fue que se perdió entre las sábanas y ella, con cara tentadora me comentó "ya, yo te la chupo mientras lo buscas", fue complicado buscar aquel aparato, pero finalmente lo encontré y queríamos continuar nuestra faena pero ya no quedaban condones, yo, cabizbajo, pero con ansias dije "puta, y que hacemos ahora?", ella, cual felina, se levantó su agraciada parte posterior y recostó su regazo sobre la cama y, con un aire de esa clásica superioridad femenina dijo "métemelo a lo perrito por el chico"... Ah! sido lo más cercano al cielo que he estado. Eso si, fue extraño -quizá alguna diversión típica capitalina- que mientras hacíamos lo nuestro, me pedía que la golpeara en diferentes zonas, le diera nalgadas como acostumbraban nuestros antepasados ( violencia que yo creía erradicada de nuestra sociedad moderna) y que me dijera cosas que podrías encontrar en mujeres de baja calaña como - méteme fuerte el pico conchetumare, soy tu maraca personal, hazme cagar el sapo, destrozame ojete, papá" para culminar con un "tíramelo en la cara".
Esa noche, fui usado asiduamente por aquella mozuela que, curiosamente, era de esas llamadas ABC1 y que dentro de la facultad hablaba de nuestro señor jesucristo y propugnaba una de esas sectas llamada "opus"; ha sido una de las cosas màs perturbadoras que, hasta ese momento, un buen muchacho campirano como era en quel entonces, llegó a conocer. Y me condujo a terminar defnitivamente con mi pareja, y entregarme a los placeres de la vida