Los dos mayores argumentos en favor de Pinochet:
1. Nos libró de ser la "segunda Cuba" y del totalitarismo: ¿Es broma? Por Dios. Allende fue un presidente democráticamente elegido y designado como mandatario por los medios previstos por la Constitución. El gobierno hubiera llegado a su fin, y si la gente estaba tan aburrida con su gobierno marxista-comunista-leninista-maoísta-stalinista-trotskysta-engelsista (y todos los apelativos que le encantan a los fascistas) y hubiera querido un presidente de derecha, lo habría elegido. Más aún, es un hecho verídico y comprobable que Allende iba a convocar a plebiscito para determinar su permanencia en la presidencia de la república. Ni siquiera había que esperar tres años más. ¿Y salvarnos de tener totalitarismo? ¿A cambio de la peor de las autocracias? ¿Para volver a una democracia se requieren 17 años de horror?
2. Dejó al país modernizado y con una economía admirable: El régimen sólo impuso un sistema económico de terror. Claro, es idóneo para todo tipo de "juegos" empresariales, ya que la intervención estatal se redujo considerablemente. Si durante los gobiernos radicales se intentó industrializar el país y se logró en gran medida en base a empresas estatales, el régimen las privatizó ya que era el único salvavidas para un Estado cuya economía decrecía al -13% (menos trece por ciento) en los inicios de los ochenta (con siete años de dictadura ya, no era la herencia de Allende). Esto además le permitió ganarse el beneplácito de los empresarios que adquirieron excelentes industrias a precios míseros. ¿Les contaron la historia de que Allende y Frei nacionalizaron el cobre? Pues bien, gracias a Pinochet la mayor producción de cobre actualmente es llevada a cabo por privados (en su mayoría extranjeros) que hasta hace poco (hasta el gobierno de Lagos, para ser un poco más precisos) no pagaban ni un peso por concepto de royalty (esto es, una compensación económica al Estado por utilización de recursos no renovables). Y aunque se cosechan algunos éxitos con esta economía grosera de mercado, hay resultados no tan agradables como previsión social y pensiones míseras, a cambio de AFP e Isapres altamente rentables (para los empresarios, claro); negocios educacionales (léase "colegios particulares subvencionados") que reciben dinero de tus impuestos para lucrar; y bueno, la maravillosa distribución del ingreso que tenemos. Según la ONU, dentro de 126, Chile ocupa el puesto 114 en la paridad de ingreso. Además, podemos vanagloriarnos de que gastamos entre un 3 y un 4 por ciento de nuestro PIB (PGB, economía, "todo lo que producismos") en inútiles gastos militares. Ningún país latinoamericano gasta tanto en proporción a su PIB. Ni Venezuela, ni Cuba, ni Brasil (que con una economía ocho veces más grande que la chilena, no gasta en las fuerzas armadas ni el triple de nuestro gasto).
¿Qué puedo decir? Que quien es pinochetista debe ser rico, seguramente. O sea, deberían ser como diez pinochetistas en todo Chile. Pero no. Encontramos gente que sin ser rica es pinochetista.
Sabemos lo que es TV plasma, internet móvil de alta velocidad y blablablá. Sabemos, nada más. Porque sólo unos cuantos ricos pueden tenerlos.
Y en otro punto: para ser "mandatario" (presidente) hay que tener un "mandato" (voto) de un "mandante" (pueblo). Que yo sepa, Pinochet sólo se autoproclamó "mandatario", "Jefe Supremo de la Nación", "Presidente de la república" y "Capitán General" por decretos leyes, que no son votados por ningún ciudadano, ni ningún representante de un ciudadano (parlamentario).