Domenico Moduno
Hincha Huevas
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barnavas dijo:Viejo, no nos importa la salud de los marihuaneros (no me importa tu salud ni integridad). Nos da igual que les crezca un árbol en la cabeza, que ésta les quede mejor que antes, que les quede igual, que generen más sinapsis o que hagan mil solos como Hendrix.
Nos da igual el estado en que quede el marihuanero, a nosotros nos interesan las consecuencias en la sociedad, las interacciones sociales, la mediana tranquilidad social.
De más está decir que no hay necesidad alguna de legalizar el consumo. No hay urgencia en eso y si me argumentas como urgencia el que se consume a escondidas (el que "igual fumamos"), pues eso se soluciona con la creación de figuras delictivas que comprendan la conducta y, respecto de las figuras que ya existen, con el endurecimiento de sus penas.
Los conceptos de necesariedad y no necesariedad debieran tenerlos claros los marihuaneros. Hoy su petición (tácita o expresa, da exactamente lo mismo como se manifieste la verdad) no es necesaria, no la requerimos como sociedad, no nos es vital para seguir.
Por el contrario, tenemos como sociedad varias tareas pendientes con la pobreza, con la seguridad social y con el acceso a la medicina, entre otros, como para estar dándole tribuna y cabida a un montón de volados que no tienen más que hacer.
En epitome: Si un estudio irrefutable afirma que la marihuana no daña, ese es un argumento baladí, es un mero antecedente que le importa a aquel que se lleva el cigarrillo de marihuana a la boca. Sólo a él le importa, ya que esos estudios no son más que una faceta del dilema, la faceta de una parte, esa que dice "oye, pero permítanmelo si no me daña", como si eso bastara hoy en día para otorgar un derecho.
Hoy en día, los derechos se otorgan en un potente porcentaje según la conveniencia social resulte indemne o beneficiada. De hecho, no necesariamente se deniega un derecho a un grupo porque éste es dañino socialmente, sino porque puede llegar a serlo ó, en otras palabras, porque es un razonable riesgo (riesgo innecesario como dije más arriba, por lo demás).
Insisto, como lo dije en otros post, que si viviéramos en una época agropecuaria, en la edad media, el hecho de que un marihuanero fume, carece de relevancia social, toda vez que demográficamente las influencias o interacciones con la misma, no tiene ni la intensidad ni los canales ideales para causar algún tipo de desorden o desestabilidad social.
Pero, en la era que nos tocó vivir, donde la explosión demográfica es abismante y, físicamente, estamos uno al lado del otro, influyéndonos, querámoslo o no, la protección del grupo (como elemento esencial de la perpetuación de la especie), nos lleva a prescindir, felizmente, de grupos minoritarios, con peticiones que si son denegadas, no les costará la vida ni nada parecido.
Por lo demás y al igual que los matrimonios de homosexuales, el pensar siquiera en legalizar el consumo, no sería más que negociar con terroristas. Es claro y lo sabemos, que ya los matrimonios homosexuales, no conformes con su unión aberrante, pretenden , en muchos casos, prolongar sus tendencias adoptando hijos.
¿Qué impedirá que una eventual legalización del consumo no sea el comienzo de la bola de nieve?
Darles el sí a ustedes, sería negociar con terroristas.
Ah, repito: no nos importa tu salud ni la de los que representas con tus dichos; nos importa la del resto, la mediana estabilidad del resto.
Te repito, y como inicié el post, no abogo por la legalización ni que la marihuana sea un tema país. Es obvio que lo importante como dices tú está en la pobreza, en las desigualdades y un montón de cosas que todos sabemos. Y, te recalco, no defiendo mi salud, pero ¿por qué si mucha gente piensa que la marihuana es dañina para el organismo (como muchos apelan acá) hay que dejarlos persisitir en su error?
Por otra parte el daño o impacto social que se le atribuye a la marihuana va en relación con la idiosincracia de un pueblo, las personalidades de los individuos y un sin fin de cosas más, pero en donde no va es en la esencia misma de la marihuana. Es como decir que la marihuana actuara en el centro de la violencia, de la perdición y descontrol del cerebro (Obviamente no existen, pero es un decir). Entonces el problema no es lo que se consume, sino cómo, quienes y para que se consume.